Desde su estreno el drama psicológico creado, producido y protagonizado por el propio Richard Gadd se mantiene entre lo más visto de la plataforma. El actor si bien narra su propia historia como víctima de acoso, lo hace exponiendo las distintas fragilidades del ser humano.
Hay algo acerca del visionado de “Bebé Reno” que suele ir a contramano del resto de los productos audiovisuales. El inesperado éxito de Netflix es tan atrayente como difícil de masticar. Su contenido es angustiante, y necesita cierto proceso que impide verlo de un tirón más allá de que sus siete episodios que oscilan entre los 27 y 45 minutos de duración inviten hacerlo de ese modo. Una serie maratoneable, imposible de maratonear. O al menos si como espectadores, no queremos salir demasiados lastimados.
Se trata de una serie británica que desde su estreno en el mes de abril se ha mantenido entre lo más visto de la popular plataforma Netlfix. Lo cierto es que lo ha hecho sin demasiada prensa y con un título que, incluso para los buscadores, no es demasiado seductor. Toda una sorpresa que consiguió afianzarse tras las buenas críticas y el boca a boca del público.
Netflix
Hablamos de una potente comedia dramática creada, producida, escrita y protagonizada por el artista escocés, hoy casi una celebridad, Richard Gadd. La génesis de “Bebé Reno” (Baby Reindeer en su idioma original) tiene que ver con aterradores hechos que Gadd vivió en carne propia durante más de dos años. He allí uno de sus principales atractivos.
En 2019 Gadd plasmo su trabajo inicialmente en el teatro, poniéndose al frente de un monologo mediante el cual revelaba la presión constante que vivía como víctima de acoso por parte de una mujer veinte años mayor que él. La obra fue aclamada y nominada a prestigiosos premios, entre ellos el Olivier (uno de los más importantes en Inglaterra).
Un par de años más tarde comenzó su adaptación en formato de miniserie con la premisa de replicar el carácter intimista conseguido en los escenarios. Los números no mienten y así lo sentencian: con más de dos millones y medio de visualizaciones en su primera semana “Bebé Reno” es uno de los mayores éxitos del año en materia de streaming.
“Bebé Reno” no pasa desapercibida. En menos de cuatro horas transita numerosas dimensiones encontrando su mejor forma cuando Gadd describe los diversos pesares de su personaje. Lo hace de manera honesta, como una suerte de catarsis. La serie escala y lo que en principio parecía una comedia del montón retratando las desventuras de un comediante frustrado de stand up, comienza a tornarse densa, oscura y perturbadora con el correr de los minutos.
“Basada en la exitosa y galardonada obra en solitario del festival Fringe de Edimburgo, Bebé Reno narra la retorcida relación del comediante en apuros Donny Dunn (Richard Gadd) con su acosadora, explorando cómo le afecta esta situación mientras se ve obligado a enfrentar un trauma enterrado en lo más profundo de su ser”, adelanta la sinopsis oficial de la serie.
La cautivadora historia también cuenta con las actuaciones de Jessica Gunning como Martha, Nava Mau como Teri y Tom Goodman-Hill como Darrien.
La serie
Donny Dunn (Gadd) es un joven que sueña dedicarse a la comedia stand up. No le va del todo bien, su estilo, al que denomina anti-comedia, es cuanto menos raro, un humor en muchos casos físico que acompaña con el uso de objetos que suele sacar de una maleta. Mientras espera su gran oportunidad trabaja detrás del mostrador de un pub en Camden (Londres) sirviendo tragos y cervezas. Un día ingresa Martha (Jessica Gunning), una mujer de mediana edad, en apariencia triste, que se sienta en la barra sin dinero como para pagar algo. Ante sus lágrimas, Donny le regala una sonrisa y la invita un té caliente. Ese gesto simple y solidario será el punto de partida de un enfermizo e incesante acoso por parte de ella.
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A partir de ese momento Martha ira todos los días al bar, le contará historias delirantes en torno a sus roces con las celebridades y se presentará en los distintos shows de Donny. Comentará cada posteo de sus redes sociales, se autopercibirá como su pareja y escribirá cosas provocativas e incomodas a un protagonista que, vulnerable, no encontrará las herramientas emocionales necesarias como para escapar de ello. Donny incluso tiene dificultades para formalizar su relación con una chica trans asustado no solo por lo que Martha podría hacerle al enterarse sino agobiado por un hecho del pasado que con el correr de los capítulos se ira develando.
La obsesiva conducta de Martha puede dimensionarse gracias a cifras reveladas por la plataforma: en la vida real Gadd recibió entre 2015 y 2017 un total de 41.071 correos electrónicos, 350 horas de mensajes de voz, 744 tweets, 46 mensajes, cuatro cuentas falsas de Facebook y 106 cartas.
Pese a ello, es preciso destacar que “Bebé Reno” es mucho más que una historia de acoso. Incluso, como retrato de una obsesión traza paralelismos con “Misery” (1990), la película con Kathy Bates y James Caan basada en la novela de Stephen King. La serie goza de un montaje ágil, funcional a un guion que no pierde el tiempo. Gadd establece el conflicto para luego profundizar en torno a las fragilidades del ser humano y la psicología de su personaje. Es una historia acerca de traumas, frustraciones, recaídas y falta de autoestima. Una historia de demonios internos y externos.
El cuarto episodio funciona como quiebre en la trama. Mediante el uso de flashbacks que ubican al protagonista en los inicios de su carrera, se presentan de forma cruda y violenta una serie de situaciones que explican su modo de actuar. Donny es débil e inseguro, características que apuntalan el trato que tanto Martha como otros tiene con él. ¿En su intento por ser querido como no entregarse a las adulaciones?
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Las interpretaciones del dúo protagonista se ubican entre lo mejor de la serie. Si bien el papel de Jessica Gunning como Martha es verdaderamente consagratorio, el compromiso mostrado por Richard Gadd se lleva todos los palmares. Al artista le toca ni más ni menos que revivir, casi como si de un espiral se tratase, cada una de las situaciones traumáticas por las que paso. Las describe e interpreta de manera sincera para finalmente transformarlas en arte. Sin dudas encontró en la actuación el mejor método para ahuyentar sus fantasmas. Su composición es catártica y sanadora.
“Bebé Reno” es una gran miniserie en la que gradualmente el humor va desapareciendo para acercarse al horror. Donny con todas las dificultades que acarrea y su tibio manejo de las crisis es, al fin y al cabo, un ser humano del montón, alguien que hace lo que puede. Su personaje y el de Martha (cuya condición psicológica es tratada con mucho respeto) no hacen más que exteriorizar sus gritos de desesperación. Con ello consiguen que el espectador empatice y se identifique con la serie. No hay finales felices, ni cierres reparadores. Estamos ante un trabajo complejo, plagado de tonos grises, donde los límites entre víctimas, victimarios, inocentes o culpables; son totalmente difusos.
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