Ucrania recibió una buena noticia en la última semana tras la aprobación del paquete de ayuda militar valuado 60.800 millones de dólares por parte de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Ambos países albergaron millones de personas que escaparon del conflicto. Algunos de ellos, sujetos a unirse al ejército.
Ucrania recibió una buena noticia en la última semana tras la aprobación del paquete de ayuda militar valuado 60.800 millones de dólares por parte de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
El mismo forma parte de un proyecto que posee un total de 95.000 millones de dólares, que incluye a Taiwán e Israel, y que ya cuenta con la rúbrica del presidente Joe Biden, poniendo fin a una de las principales novelas contra senadores trumpistas.
El ejército de Volodimir Zelensky podrá reabastecerse principalmente de munición, el campo donde sufre las principales falencias en la lucha ante la invasión rusa. Sin embargo, se acrecienta la crisis en una cifra más compleja de manipular: el personal militar.
En un espacio donde Rusia no debería tener complicaciones, los ucranianos han sufrido de forma sensible (por encima de la lógica humana) las numerosas bajas y la extensión del conflicto en el tiempo.
A más de dos años del inicio del ataque desde el Kremlin, unos 6.5 millones de ucranianos han sido registrados en calidad de refugiados en distintos países de Europa y 3.7 millones han sido desplazados de forma interna, según datos de ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados).
Uno de los países que más albergó es Polonia, con más de 950 mil refugiados, según datos de Statista. Otro, ubicado entre los últimos de ranking, pero con importante relevancia geopolítica, es Lituania con 41 mil personas, en base al Departamento de Migración local.
Ambos países se han manifestado recientemente a favor de colaborar con la reciente ley de movilización aprobada en Kiev, permitiendo el regreso de ucranianos que se encuentran sujetos al servicio militar.
El pasado 11 de abril se aprobó en la Rada Suprema (parlamento unicameral) la nueva ley de movilización militar ucraniana con 283 votos a favor, uno en contra y 49 abstenciones.
De esta manera, Kiev podría movilizar unos 500.00 nuevos soldados que el gobierno central asegura necesitar. Valerii Zaluzhnyi, jefe de las fuerzas armadas, refutó el pedido y a las semanas, a principios de febrero, fue destituido.
La ley modificó la edad de reclutamiento de 27 a 25 años, incluye una instrucción básica de tres meses para el rango entre 18 y 25 años y suma la posibilidad de movilizar personal con discapacidades menores. Entre las que se enumeran figuran ceguera de un ojo, amputación de una mano o dedos, muñón del muslo o de la parte inferior de la pierna con acortamiento de la pierna de 7 centímetros o más o castración.
También podrían incluir a delincuentes y presos por delitos menores, aspecto que se criticó a Moscú en su momento por el rol del Grupo Wagner del fallecido en dudosas condiciones Yevgueni Prigozhin.
A la legislación se le suma el anuncio más reciente de Dmitry Kuleba, ministro de Relaciones Exteriores, que limita aún más los servicios consulares en el extranjero para hombres ucranianos sujetos al servicio militar. “La estancia en el extranjero no exime al ciudadano de sus deberes para con la Patria”, argumentó el mandatario.
Por el lado de Polonia, su ministro de Defensa, NOMBRE, se expresó en la misma línea: "Creo que muchos de nuestros compatriotas se horrorizaron y siguen horrorizando cuando ven a jóvenes ucranianos en los cafés y oyen hablar del esfuerzo que nos cuesta ayudar a Ucrania".
"Es difícil todavía decir qué medidas tomar, habrá que discutirlo. Por supuesto nadie les va a detener y enviarles a Ucrania, esto no va a pasar", declaró de forma más austera Laurynas Kasciunas, ministro de Defensa de Lituania, quien a su vez planteó la posibilidad de limitar el acceso de prestaciones sociales o documentación por parte de ciudadanos ucranianos.
En el marco de su crecimiento brutal del gasto en presupuesto militar (el segundo más grande de Europa con 2,4% de su PBI) y el emparejamiento con Francia en el concepto de “tiempos de guerra”, Polonia dio un paso más y propuso albergar armas nucleares.
Andrzej Duda, presidente polaco, ofreció su territorio para albergar el armamento estadounidense en el marco del programa Nuclear Sharing, el cual permite a miembros de la OTAN realizar dicha acción.
Polonia no comparte fronteras con el territorio principal de la Federación Rusa, pero sí con el óblast de Kaliningrado, un enclave desde 1945 que sería determinante en caso de una escalada regional.
Kaliningrado posee una superficie de 15,125 km², similar a la de países como Eslovenia o Montenegro.
El otro problema de Varsovia es Bielorrusia, el principal aliado regional de Vladimir Putin y donde los rusos sí han desplegado armas nucleares. Desde Asuntos Exteriores de Rusia alertaron que si “copian” la medida, Polonia se convertirá en objetivo.
Lituania (con 2,5% de su PBI destinado a presupuesto militar) se suma a la contienda por motivos similares: comparte fronteras con Kaliningrado, Bielorrusia y se ubica a 108 kilómetros de Rusia.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.